En época de matrículas salen los cursos milagrosos que se atribuyen súper poderes para que ingreses a la Universidad Nacional, incluso “sin estudiar”, me recuerdan otras épocas en donde se vendían cursos de Aprender Inglés “mientras duermes” o “aprende Inglés en 3 meses”, frases que sirvieron para que muchos perdieran su dinero,  pues la esperanza de obtener algo a cambio de muy poco es la razón por la que los casinos y los juegos en línea hagan tanto dinero; así que con este tema en mente, me decidí a escribir algunos cuentos cortos que te ilustrarán lo que te puede pasar si no revisas bien el CONTENIDO ACADÉMICO de los programas, y te atienes únicamente a los encabezados de un “PreUNAL, sin que tengas que estudiar”.

Por: Freddy A. Salazar

NACÍ DE NOCHE, PERO… NO ANOCHE

– Ya lo tengo decidido, voy a estudiar Medicina en la Universidad Nacional de Colombia, pensó aquella mañana Laura Valentina, una joven estudiante que acababa de finalizar en un colegio público de la ciudad de Bogotá.

Con esto en mente, ingresó a la página de la Universidad Nacional, allí buscó “Proceso de inscripción” y se dio cuenta que debía presentar un examen que contenía las áreas de Matemáticas, Sociales, Análisis Textual, Análisis de la Imagen y Ciencias, y fue ahí que comenzó todo, pues sin duda alguna, en el colegio la había pasado muy bien, Carlos, Mario, Juanita y Marcela eran solo cuatro de los mejores amigos que había conocido en el colegio, pero, a decir verdad, en lo académico, no lograba recordar ni siquiera el tan nombrado Teorema de Pitágoras.

Por esta razón, sabía que debía prepararse para el examen y al buscar en Google la palabra PREUNAL, fueron muchas las opciones publicitarias que allí salían, “el 70 % pasa sin estudiar”, “estudias con nosotros y te devolvemos 10 veces tu inversión sino llegas a pasar”, “te regalamos auto nuevo y viaje a Europa sino pasas a la Nacional”, todas estas frases la hicieron suspirar, pues la hacían pensar que tenía prácticamente el cupo a la Universidad Nacional, y en el remoto caso de que no pudiera pasar el examen, podía recuperar su dinero y reclamar muchas otras cosas.

Sin pensarlo, se matriculó en el del “auto nuevo y viaje a Europa”, allí no solo le prometían que iba a pasar a la Nacional, sino que tenía la oportunidad de estrenar carro nuevo, era la institución perfecta.

Desde que inició su programa no le pareció nada del otro mundo, solo aulas llenas con más de 50 estudiantes, profesores viejitos de bata blanca, ninguno egresado de la Nacional, y, a la salida de aquél enorme edificio, miles de estudiantes que anhelaban lo mismo que ella quería, llegó a pensar por un momento que era imposible que todos aquellos estudiantes pasaran, pero bueno, al fin y al cabo  a ella le habían prometido el cupo a la Nacional, por esa razón estaba segura de ser una próxima estudiante de Medicina en la Universidad Nacional.

Pronto llegó el día en el que entregarían su resultado de admisión, abrió con nervios la página de la universidad y al digitar su número de documento observó un puntaje de 578 puntos con una frase de “Vuelve a intentarlo”, su desconsuelo fue grande, y, peor aún, al enterarse de que ninguno de sus compañeros de clase lo había logrado.

De inmediato llamó para reclamar el auto y el viaje, pero la única respuesta fue que el auto y el viaje los había comprado el dueño del sitio con la plata que habían recogido de los estudiantes – Igual, muchas gracias por confiar en nosotros, fueron las últimas palabras de aquella recepcionista.

Desde aquél día, Laura Valentina supo que si quería pasar a la Universidad Nacional tenía que estudiar mucho, las posibilidades eran muy pocas si se tenía en cuenta el número de admitidos vs el número de aspirantes, y que los programas milagrosos de “PreUNAL, sin mucho esfuerzo” solo buscan el dinero de los estudiantes, de hecho, existen en el mercado excelentes instituciones que no juegan con los sueños de los estudiantes, el aprendizaje le costó, pero al siguiente semestre logró obtener por fin su cupo a la mejor universidad del país.

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