En la actualidad, son muchos los colegios que venden como pilar de sus procesos de formación académica el Pensamiento Crítico, sin atender lo que ello implica en el modelo educativo que la mayoría implementa.
Por: Freddy Alfonso Salazar
Al respecto, los padres de familia buscan que sus hijos desarrollen múltiples inteligencias y habilidades, así como capacidades que les permita entender, evaluar e interpretar las ideas de distintos autores (conocimiento dado) y sobretodo de la realidad que les rodea (conocimiento nuevo).
Nosotros, como padres de familia queremos que nuestros hijos adopten una postura propia frente a las distintas situaciones que les presenta el día a día, pero queremos que lo hagan con fundamento, con la capacidad de razonar y argumentar su forma de pensar, sin importar que sea distinta a la del común. Cabe anotar que el pensamiento crítico es contrario a seguir los impulsos, pues lo que se busca es la adopción de una postura particular basada en argumentos o evidencias que la sustenten.
De tal manera, es posible evidenciar que muchas instituciones educativas dicen fomentar el pensamiento crítico, pero limitan los textos a los cuales tienen acceso sus estudiantes; prohíben a sus maestros compartir conocimientos sobre movimientos sociales o pensamientos contrarios a los que profesan; anteponen su fe o simplemente limitan el acercamiento a nuevas tendencias y metodologías de aprendizaje.
Pues bien, contrario a la idea anterior, el pensamiento crítico abre las puertas a la libertad de cátedra, a la libertad de expresión, al conocimiento pleno de los medios de comunicación y a la creación de ideas propias en relación a la experiencia cotidiana. No obstante, la experiencia con estudiantes de distintos colegios, permite ver que el interés central de las instituciones son los desempeños altos en las pruebas de Estado, lo cual conciben como sinónimo de calidad educativa.
Sin embargo, nada más alejado de la realidad, pues los desempeños notables tienen como trasfondo aspectos individuales sin resolver, sin tramitar, sin la atención requerida en las distintas etapas del ciclo vital. Los resultados de formación escolar en los individuos muestran un nivel de dependencia enorme hacia los docentes, inseguridad en las ideas compartidas por falta de argumentos y como consecuencia una baja autoestima y confianza sobre el conocimiento y los saberes propios.
Entonces el llamado es a que los colegios realmente se apropien de lo que significa estimular el pensamiento crítico de sus estudiantes, que promuevan el entendimiento, razonamiento y argumentación de problemas o situaciones cotidianas, porque esta es justamente la razón por la cual son tan fácilmente influenciables.
Es importante que en los colegios se establezcan debates, se fomente el análisis, se planteen problemas reales o ficticios, se genere el aprendizaje basado en proyectos.
Claro está, que esta debe no ser función exclusiva de los colegios, nosotros como padres de familia también debemos propender por el tema en casa, eso de dejar a nuestros niños pegados por horas al celular o la televisión accediendo a contenido vanos, que no aportan a su desarrollo, no va a fomentar en nada el buen juicio de nuestros menores ni el pensamiento crítico.