La mayoría de instituciones del país no estaban preparadas para ofrecer clases virtuales en sus programas.
Por: Freddy A. Salazar
Desde mi llegada a la Dirección General de IDAE me he opuesto a ofrecer programas virtuales, en parte porque en dos de las instituciones en las cuales había trabajado implementaron este tipo de programas sin la ayuda de un experto en el tema, con el único fin de aumentar sus ganancias.
El tiempo me ha dado la razón, a raíz del problema de salud actual, el gobierno decretó cuarentena y con ello las instituciones educativas de programas presenciales se vieron obligadas a terminar sus programas acudiendo a la virtualidad. Lo anterior, puso en evidencia la falta de preparación y organización de muchas instituciones incluso contando con programas virtuales..
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Zoom, Meet, Jeans, Moodle y Blackboard fueron algunas plataformas que se colocaron al servicio de los profesores, y sin ningún tipo de capacitación se iniciaron las clases que no eran diferentes a las que se dictaban en el aula, pero de una manera más impersonal, ya no se daba lugar a la participación constante de los estudiantes ni a otro tipo de ayudas que contribuían a crear un clima de aula agradable. Para llenar este vacío, se implementaron actividades, trabajos y talleres en exceso buscando que el estudiante (y en ocasiones sus padres) se mantuvieran ocupados durante su encierro.
Ahora, algunas de esas instituciones se ufanan en redes sociales de haber cumplido, o estar cumpliendo con sus estudiantes, como si haber llenado youtube con videos de profesores ¨dictando clases¨ o crear audios en Spotify para que los estudiantes “escuchen clases¨ fueran motivo de galardones en materia de educación.
MI formación académica y los más de 25 años que llevo en educación me hacen decir con autoridad que la educación virtual va más allá de reproducir un conocimiento a través de un computador, la esencia de la educación está en el aprendizaje, y para llegar a el a través del uso de plataformas virtuales, se requiere de toda una serie de elementos pedagógicos y didácticos de la enseñanza, dos buenos ejemplos sobre cómo se construyen programas virtuales son: Khan Academy, una plataforma norteamericana dirigida a jóvenes escolares que enseña principalmente Ciencias y Matemáticas, o Coursera, una plataforma en las que las universidades pueden dictar cursos a nivel mundial, estas dos plataformas tienen en común la simplicidad de la información, los encuentros sincrónicos, los videos de poca duración, los foros de interacción y otros elementos que hace que se asegure el aprendizaje, sin ir más lejos, el SENA en Colombia es un buen ejemplo de como dar clases virtuales, de hecho su plataforma permite ofrecer cursos muy bien organizados.
Así que el llamado es para que las instituciones que quieren impartir cursos virtuales inviertan no solo en plataformas que aseguren las herramientas necesarias para la prestación del servicio, sino también que inviertan en expertos en TICs y en la capacitación de sus docentes, armar programas por vender como lo hacen la mayoría de instituciones educativas inescrupulosas es fácil, armar programas para enseñar es difícil y requiere de tiempo, amor y dedicación.