Nuestro país está permeado de una cultura facilista a todo nivel, lo triste, es que la población más joven es la más afectada por ello. A diario convivo con estudiantes en formación de colegios públicos y privados de Bogotá y de diversos niveles socioeconómicos. El diálogo permanente con esta población me permite deducir que en muchos casos la felicidad de ellos está en la consecución de bienes tangibles e intangibles sin que esto implique esfuerzo alguno.
Por: Freddy A. Salazar
Los estudiantes de hoy están lejos de apreciar la realidad con la que nos enfrentamos en la vida adulta, la cual implica trabajar, dedicar tiempo, aceptar el cansancio, los sacrificios y luchar por las cosas que queremos. Las causas pueden ser muchas, por ejemplo, ver que se puede ocupar un cargo público de importancia sin ningún tipo de formación académica, que la corrupción permite vivir cómodamente en nuestro país, o, que la violencia y el narcotráfico pueden generar dinero fácil y rápido.
Le puede interesar: Ni la educación se salva de la corrupción.
Lo anterior, puede crear una falsa idea en los jóvenes y es: ¡la vida es fácil!, lo cual se ve agravado por la pasividad con que algunos padres de familia permiten que sus hijos consuman todo tipo de información sin un adecuado acompañamiento en cuanto a comprensión y contextualización de lo que ven. Ya no se escuchan las sabias palabras de los padres o abuelos en relación con el tema, por el contrario, se ven los casos de los padres enfurecidos con los docentes porque su hijo va perdiendo una materia o porque: – les dejan muchas tareas, incluso muchos de los buenos profesores se han visto inmersos en peleas por exigir “más de la cuenta”.
Este problema lo han aprovechado muy bien instituciones educativas inescrupulosas que venden programas “maravilla” de formación: “sea bachiller en un mes”; “en solo un mes hable inglés”; “hay una forma fácil de entrar a la nacional”; “te preparamos en un mes para tu examen de admisión” y otras similares a las cuales acuden miles de estudiantes que no entienden el trabajo que implica lograr grandes cosas en la vida, lo preocupante de esto, es que muchos padres no solo lo permiten, también lo promueven.
Como padre de familia y educador hago un llamado a la cordura en relación con este tema, cada triunfo honesto de un ser humano ha significado horas de esfuerzo, paciencia, perseverancia, disciplina y dedicación, y por esta razón, es importante dialogar con los hijos en relación de la consecución de resultados, está en nuestras manos no acolitar la comercialización del facilismo como estrategia de venta, las mejores escuelas son sin duda alguna, aquellas en donde la exigencia va de la mano de los procesos académicos; son pocos los afortunados que por un golpe de suerte de la vida se hacen ricos sin hacer nada, pero la suerte no es eterna, el trabajo duro es para toda la vida.