En época de inscripciones te pueden llegar a cobrar hasta $1.000.000 de pesos o más por un Programa PreICFES o Preuniversitario, pero a la hora de mirar los resultados puedes llegar a tener una gran decepción. Estos Microrelatos, o historias de “ficción”, pretenden hacerte pensar sobre la responsabilidad de elegir muy bien tu programa de preparación para las pruebas de Estado.
Por: Freddy A. Salazar
“UN HONESTO VENDEDOR”
Madre de familia: Señor por favor quiero el PreICFES más costoso que tenga, yo siempre he querido lo mejor para mi hijo.
Vendedor: Señora, con mucho gusto le puedo ofrecer el programa más costoso, pero el mejor programa lo tiene un competidor nuestro.
Madre de familia: Como así, ¿ustedes no tienen el mejor programa PreICFES?
Vendedor: No señora, nosotros siempre hemos cobrado lo que hemos querido y los estudiantes y padres de familia piensan que por cobrar mucho somos los mejores, pero una cosa no tiene nada que ver con la otra.
Madre de familia: Yo siempre pensé que si uno pagaba mucho dinero por algo iba a encontrar lo mejor.
Vendedor: Señora, eso funciona con los carros, las casas y otros productos, pero en educación no es lo mismo, piense por ejemplo que la Universidad Nacional, es la mejor universidad del país y es una universidad pública.
Madre de familia: Pero entonces, ¿Ustedes por qué cobran tan caro por un PreICFES?
Vendedor: Los dueños de este negocio son personas muy adineradas y para que puedan vivir de esa manera necesitan de un pago alto de los estudiantes que tenemos.
Madre de familia: ¿Y cuantos estudiantes logran tener por año?
Vendedor: Cerca de 20.000 estudiantes de preicfes y 30.000 estudiantes de preuNAL, puede multiplicar estos números por el valor de la matrícula y va a tener una idea.
Madre de familia: ¿Y cómo les va a los muchachos en las pruebas?
Vendedor: Pues, a los que les va bien, es gracias a que nosotros somos muy buenos y a los que les va mal, que son la mayoría, es por culpa de ellos que no estudian.
Madre de familia: Ok, muchas gracias por la información y por su sinceridad. A propósito, ya no voy a comprar su programa.
Vendedor: Tranquila señora, detrás de usted vienen bastantes.
FIN
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