El futbolista

El Futbolista

La finalidad de los relatos semanales aquí presentados son de análisis y reflexión para nuestros estudiantes. Por tal razón, todo el contenido de los textos es ficticio y cualquier parecido con la realidad es coincidencia.

 

El Futbolista

Por: Freddy A. Salazar

El mundo de los deportes es un mundo de ídolos, el mejor en cada disciplina se llevará todos los aplausos y el peor solo el olvido y la pobreza.

Nací en un barrio muy pobre de mi ciudad, nunca me interesó el estudio, al punto de repetir 4° de primaria 3 veces. Mi mamá me decía que para lo único que serviría era para ser político de mi país, y tal vez esa frase logró asustarme tanto que comencé a disciplinarme en el fútbol. Asistía con regularidad a mis entrenamientos y me esforzaba por ser el mejor, aunque esto no significara poder ser elegido por un cazatalentos o un buen entrenador, ya que ellos por lo general exigen dinero. Por fortuna, en aquel tiempo mi entrenador le gustaba compartir en sus ratos libres con muchas mujeres, por eso siempre le mandaba saludos a mi madre que era una mujer joven (y muy bella). Realmente me costó trabajo convencerla para que saliera con mi entrenador, pero cuando le dije que esta era una oportunidad para ser famoso como futbolista, y, que en caso de llegar a serlo le compraría una casa y no tendría que trabajar nunca más, aceptó salir con él.

Luego de hablar con mi madre, el entrenador me tuvo en cuenta en el equipo titular y cuando veía que mi rendimiento en la cancha disminuía, él me recordaba el enorme esfuerzo que mi mamá estaba realizando para mantenerme en el equipo principal. Estas palabras me alentaban a ser el mejor. Finalmente llegó mi primer contrato y con el talento que tengo, me gané la titular, fue así que me convertí en ese tremendo jugador de fútbol que todos creen que soy.

Fue notable el avance que tuve como deportista, pero cuando llegué a clubes extranjeros, inició mi declive, pues la cultura y la forma en que se hacen las cosas es diferente. En mi país puedes acabar un partido y de una vez irte a tomar trago y a bailar, pero en otros países se priorizan los resultados del equipo por encima de todo lo demás ¡hay respeto por una camiseta y esfuerzo! Todo esto me llevó a comenzar a tener problemas con los técnicos y terminar siendo un jugador de banca. ¡Ningún club de nivel quería pagar un peso por mí!

Debí regresar a mi país, comencé a tener problemas de dinero y por eso acepté jugar en un equipo de la segunda división, el tiempo de gloria ya había pasado, al igual que yo, son muchos los jugadores que llegan con habilidades al viejo continente, pero muy pocos los que tienen las suficientes agallas y disciplina para consolidarse. A los 34 años finalizó mi último contrato como futbolista en la Categoría B en donde ya no era ni la sombra de lo que fui en mis inicios, afortunadamente pude comprarle la casita a mi mamá y ahora debo vivir en ella, ya no tengo fama, dinero, esposa o hijos, a ellos los perdí hace mucho tiempo.

Hace poco me llamaron de un canal deportivo, a cambio de migajas, me piden comentar partidos de gente que ni me interesa, pero la necesidad tiene cara de perro y creo que es a lo único que un tipo como yo podría aspirar en este momento, reconozco que durante mi gloria tuve muchos excesos, pero al fin y al cabo la pasé bien y eso es lo que importa. Nadie se lleva nada a la tumba.

 

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