El profesor

El profesor

La finalidad de los relatos semanales aquí presentados son de análisis y reflexión para nuestros estudiantes. Por tal razón, todo el contenido de los textos es ficticio y cualquier parecido con la realidad es coincidencia.

 

El profesor

Por: Freddy A. Salazar

 

En el país hay dos tipos de profesores, los que llegan por vocación y los que llegan porque no pudieron hacer nada más en la vida.

 

Al oír el timbre, Diana se apresuró a abrir, sabía que era Roberto, su esposo.

– ¿Hola amor, como estuvo tu día?

Él la miró con cierta tristeza, no había pasado un solo día desde que inició en aquel colegio que llegara feliz, creía haberlo intentado todo, pero ya se había dado por vencido, sin embargo, en ese momento, su amada le daba un nuevo motivo para quejarse:

– Fue una porquería, cada día es peor, esos vagos solo quieren estar pegados al celular, creen que por cada like que tienen en Instagram van a mejorar su vida.

Diana, le consintió el cabello mientras lo abrazaba y con un tono angelical se apresuró a decirle:

– ¿No será que ya no tienes paciencia?, recuerda que gracias a tus estudiantes puedes traer un pan a la mesa.

Sus palabras, aunque dulces, no lograron calmar a su esposo, al contrario, lo agitaron aún más.

– Mira, no escogí ser profesor por gusto, soy Sociólogo de la mejor universidad de este país, si me tocó ser profesor, es porque cada vez hay menos oportunidades para los pobres y más para los ricos, ¿cuando vas a ver a los hijos de los ministros o senadores trabajando como profesores?, para su fortuna, ellos ya tienen su vida arreglada desde que nacen.

Diana no encontraba ninguna mentira en las palabras de su esposo, pero, aún así, sabía que esto no justificaba su actitud.

– Amor, pero tus estudiantes no tienen la culpa, ellos son jóvenes con muchas ganas de sacar un proyecto de vida adelante.

– Como se nota que te la pases metida en la cocina, dijo Roberto, ellos se la pasan oyendo reguetón todo el día, publicando un sinfín de fotos y videos en sus redes, tomando trago y lo peor es que nunca leen ni estudian para…

Pero antes de que continuara, Diana lo interrumpió,

– Es que tu trabajo no se limita a enseñarles sociales, eso lo pueden aprender en Google, tu labor también implica formarlos para la vida, procurar que abran los ojos frente a un mundo, imagínate lo que significaría para ellos analizar a cada uno de los autores que tu viste en la universidad.

– Pero sí que eres tonta Diana, respondió Roberto con mucha rabia en su corazón, si trabajara con niños ricos te aceptaría el discursito, en esos colegios, aunque también te pagan mal, a los estudiantes los mandan para que aprendan, pero donde trabajo son chicos que todo les vale cinco.

Diana regresó a la cocina para calentar su almuerzo, no valía la pena seguir discutiendo, Roberto nunca le había dado la razón y ese no sería tampoco el día, pero, en medio de todo, lo que más la entristecía era pensar que existieran otros profesores con el mismo pensamiento de su esposo, pues eso significaba que la pobreza y la ignorancia se perpetuarían en aquel lugar.

 

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Artículo: Revista Magisterio